Algo con ciencia

domingo, 17 de julio de 2011

El árbol de manzanas.

Este era un enorme árbol de manzanas al cual un niño amaba mucho. Todos los días jugaba a su alrededor, trepaba hasta el tope, comía sus frutos y tomaba la siesta bajo su sombre.
 El árbol También lo quería mucho.
  Pasó el tiempo, el niño crecía y no volvió a jugar alrededor del árbol. Un día regresó y escuchó  que este le decía con cierta tristeza:
-¿Vienes a Jugar conmigo?
Pero el muchacho contestó:
-Ya no soy el niño de antes que juega alrededor de los árboles. Ahora quiero tener juguetes, y necesito dinero para comprarlos.
 - Lo siento- dijo el árbol-. No tengo dinero, pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas; así podrás comprar tus juguetes.
  El Muchacho tomó las manzanas, obtuvo el dinero y se sintió feliz. También el árbol fue feliz, pero el muchacho no volvió. Tiempo después, cuando regresó, el árbol le preguntó:
 -¿Vienes a jugar conmigo?
- No tengo tiempo para jugar; debo trabajar para mi familia y necesito una casa para mi esposa e hijos. ¿puedes ayudarme?
-Lo siento- Responde el árbol-. No tengo una casa, pero puedes cortar mis ramas y construir tu casa.
 El hombre cortó todas las ramas del árbol, que se sintió feliz, y no volvió. Cierto día de un cálido verano, regresó. El árbol estaba encantado.
-¿Vienes a jugar conmigo?-
- Me siento triste, estoy volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar, ¿puedes darmelo?
 El árbol contesto:
- Usa mi tronco para construir el bote; así podrás navegar y serás Feliz.
 El hombre cortó el tronco, construyo su bote y se fue a navegar por un largo tiempo. Regresa el hombre después de mucho años y el árbol le dijo:
-Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte, ni siquiera manzanas.
 El hombre replicó:
-No tengo dientes para morder ni fuerza para escalar, ya estoy viejo.
  Entonces el árbol, llorando, le dijo:
- Realmente no puedo darte nada. Lo único que queda son mis raíces muertas.
El el hombre contestó:
- No necesito mucho ahora, sólo un lugar para descansar. Estoy muy cansado después de tantos años...
-Bueno- Dijo el árbol-, las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa.
 El hombre se sentó junto al árbol y este, alegre y risueño, dejó caer algunas lágrimas.

El árbol: son nuestros padres. De niños, los amamos y jugamos con ellos. Cuando crecemos los dejamos solos; regresamos a ellos cuando los necesitamos, o cuando estamos en problemas. No importa lo que sea, siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Usted puede pensar que el muchacho es cruel con el árbol, pero ¿no es así como tratamos a nuestros padres?

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Fuente: La culpa es de la vaca

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